22 abril, 2009

Tu ignorancia

Te mando un mensaje y cojo el primer taxi que pasa, la prisa y mis ganas de estar bien contigo no están para coger transmi, además tendría que caminar y mis pies no aguantan más. Tengo muchas ganas de arreglar esto, por eso te envío tantos mensajes, de los cuales ninguno tiene respuesta alguna. Te compre un chocolate, algo que amas. Mientras voy me voy acercando a ti empiezo a recordar todo lo que pasó ayer, desde cuando fuimos a comprar algo, hasta cuando cometí el error de no aceptarte lo que me dabas. Recuerdo también tu actitud, una gran ignorancia, solo volteaste y esperaste el bus, ni una sola mirada, ni siquiera un gesto, nada, solo una cruel y cruda ignorancia. Creo que lo haces al saber que duele más que mil palabras y que quizás nunca se salga de mi mente.

Viene un bus, te das cuenta que te sirve, está un poco lleno, sin embargo, lo paras y te vas sin despedirte. Me quedo sin saber que pasó, o quizás si. Atrás viene el bus que siempre paras, va como siempre, vacío, me río un poco en mi interior, tu actitud de huida desesperada seguramente te producirá un incomodo viaje.

Durante esas dos cuadras que recorrí para llegar a mi casa, desde tu partida, no hice sino acumular todas esas cosas que me desagradaban y enviártelas en un mensaje. No sé si caíste en cuenta que todo ocupó menos de tres mensajes siendo que todo lo bueno siempre ocupa mucho más de diez. Me arrepiento y por eso te envío mil mensajes pidiendo perdón, hasta el que te envié antes de subir al taxi.

Ya vamos en la 24 con 72, el taxista sube hacia la 22, que estúpido, pienso, le dije la 24, no tengo ganas de pelear, en mi mente solo está tu ignorancia y no quiero que más personas estén peleando conmigo, así que no le digo nada al taxista y me bajo en la 63, son las 3:40.

Entro a la universidad y estando al frente del salón rememoro lo acontecido por la mañana. Me levante sin hambre, solo tomé un vaso de agua antes de salir a clase, todo por estar pensando en ti y en lo mal que me sentía por haberte rechazado esa galleta que fue la gota que regó tu rabia. A las diez bajamos y aunque no quería comer nada lo hice por la salud de mis neuronas. Iba por el pasillo y te vi, no supe que hacer, mire al salón y estaba cerrado, el profesor estaba adentro, me hizo una seña, él quiere que entre, me acerco hasta la puerta pero no soy capaz de entrar. Te escucho hablar con alguien, el profesor insiste, pero yo volteo y te veo pasar el frente mío sin siquiera verme. Sentí un golpe directo al corazón, heriste todo de mí, desde mis palabras hasta mi perdón.
Ya son las 4:30 llevo poco menos de una hora sentado aquí, abren la puerta me asomo y no hay nadie. Te llamo, dices hola y ni mi mente, ni mi cuerpo saben que responder. Luego de enviarte más de 3 mensajes diciéndote que me esperaras, tu respuesta a mi pregunta por tu paradero son dos frases, una afirmación y una pregunta, en la casa de un amigo, ¿por? Lo único que puede hacer mi corazón humillado y con la dignidad por el suelo es colgar.

2 comentarios:

  1. despídete!!!! dime que te fuiste... que me quieres... que me odias... que me vas a pensar... mándame un beso mientras buscas la plata para pagar tu bus...

    ResponderEliminar
  2. Tu no sabes lo que yo hubiera dado para que ella por lo menos me hubiera dicho o hecho algo de lo que tu dices. Cualquier cosa es mejor que la ignorancia...

    ResponderEliminar