04 mayo, 2009

En mis sueños

Un día fui y me arrepentí, pero más me arrepentí después de no haber entrado, de no haber tocado a tu puerta. Muero lentamente cada momento en el que no sé nada de ti y mi cuerpo renace al ver una simple llamada perdida con tu número. Fui hasta tu hogar, el cual muchas veces ha sido nuestro hogar, donde florece nuestro idilio, pero no entré, ni siquiera toqué, no fui capaz.

No sé por qué, no logro comprenderlo, hace solo unas horas que estábamos en plenitud y ahora mi mente tiene locas ideas inspiradas, muchas veces, en tu cruda falta de detalles.

Sólo logro pensar en el amor que siento por ti. Este sentimiento que corre puro y suave como el agua de un rio que empieza su larga travesía para desembocar en la mar. En mis sueños estás presente y mis dedos no hayan la hora de acariciar tu delgado vientre.

Mis ojos empiezan a cerrarse, tengo un gran cansancio y mi mente quiere encontrarse contigo de alguna forma. Mi subconsciente no me desilusiona, estas en mi sueño. Cuando más cerca y felices estábamos un delgado sonido aparece de fondo para interrumpirnos, es mi celular, la tecnología como cosa rara. ¿Quién puede ser a la 1:30 am? Miro y eres tú, mi corazón se agita, mis manos tiemblan. Te contesto, me hablas con el entusiasmo que siempre desearía en tus palabras, me declaras tu amor y una gran sonrisa se posa en mis labios.

No sé qué hacer, quiero verte, besarte, quisiera correr a dónde estás, protegerte, amarte, darte todo, mi espíritu, mi cuerpo.

Recuerdo tu invitación y las ideas locas de salir corriendo a las dos de la mañana se apagan un poco, ahora no logro comprender por qué el reloj corre tan lento. Cuento cada segundo y el sueño vuelve a invadir mi cuerpo. Otra vez estas a mi lado, como cada noche al cerrar mis ojos, sin embargo sé que al despertar toda ilusión se desaparecerá hasta volverte ver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario